martes, 21 de octubre de 2014

Cuatro eran cuatro y eran los únicos buenos.

Éranse una vez cuatro tipos extrañados; éranse cuatro flores en el pantanal que entre cieno y podredumbre no perdieron su color. Vivieron callados su limpieza entre la hedionda canallesca y sin voces ni relumbrón, airosos pasaron la peor de las pruebas, la  del algodón. No mal vendría reconocerles las maneras; sus nombres en alguna calle, sus caras en algún blasón o una beca para sus niños, para que sigan ese raro patrón.
En este mundo de alimañas, donde no es normal hacer lo que se debe sino todo lo contrario, encontrar tipos como estos no deja de ser un motivo para ilusionarse… Hay remedio, hay formas que no son “coger la calle de en medio” y que me llevan a pensar… -No sé porqué- que si alabamos ruidosamente a estos y escupimos calladamente a los otros, quizás hagamos un buen futuro.
Pues eso: A *Esteban Tejera, Félix Manuel Sánchez, Iñigo María Aldaz y Francisco Servando, mi más sincero agradecimiento por hacer eso que no debía ser motivo de loa, pero que -visto lo visto- lo es.

* Los únicos consejeros de Cajamadrid que teniendo a su disposición la pitanza, prefirieron seguir a dieta.


             
                Luis F. de Castro.  

viernes, 17 de octubre de 2014

Algo huele a mierda bajo la Estrella Polar

Leo hoy con estupor dos reseñas  en un diario de tirada nacional: Una sobre la cristiana Asia Bibi, paquistaní, que tras cinco aplazamientos de la vista, comprueba como el tribunal de apelación de Lahore, confirmó ayer la pena de muerte acusada de blasfemia; su delito: Renunciar a la religión musulmana para desposar con un cristiano. Y la otra sobre Antonio Troitiño, palentino de 57 años; terrorista miembro de ETA, autor de 22 asesinatos, por los que fue condenado a más de 2.700 años de prisión y que obtuvo la libertad al considerarse cumplida la pena tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos después de pasar 24 cómodos años en la cárcel, y para el cual, la justicia británica ha denegado la extradición por considerar, al contrario que el Estado español, que no ha vuelto a ETA.
La humanidad se está rompiendo a jirones. Si tantos miles de  prebostes, sabios, santones, catedráticos, líderes, salvapatrias, craks, etcétera, a los que pagamos tan generosamente, no se dan cuenta hacia donde vamos, no merece la pena pagarles más. Volvamos a la ley del más fuerte, a las cavernas, a cagar por las esquinas, a devorarnos los unos a los otros… volvamos al lugar de donde venimos; al puñetero polvo.
Partiendo de la nada hemos conseguido alcanzar las más altas cotas de podredumbre.


Luis F. de Castro

jueves, 16 de octubre de 2014

Ni héroes ni villanos

Hoy me desayuno ante un cartelón -en plan anuncio de corrida de toros-, en el que se anuncia, entre loas y fanfarrias, cuan héroes son los trabajadores de la sanidad. ¡Pero que injustos somos! Cuanto vocinglero. Hace poco se les daba caña hasta en el alma y ahora… España es el país del todo o la nada, del te amo o te odio. ¿Qué nos pasa? Los trabajadores de la sanidad son exactamente iguales que aquellos que optan por profesiones en las que hay un punto vocacional. Hay muchos: Policías, veterinarios, economistas, jueces, fareros, etcétera; en fin, trabajadores que se ganan la vida haciendo lo que han elegido hacer… -peor están otros no han podido- Dejémonos ya de héroes, que después se lo creen, engordan y de ahí a villanos, hay poco. Mejor hablar de buenos o malos profesionales, de vagos o hacendosos, de honrados o mangantes; los héroes son otra cosa.



Luis F. de Castro

miércoles, 15 de octubre de 2014

La vulgar egagrópila


El hombre, desde que puede llamarse así, ha creado muchas cosas y la principal de ellas es a sí mismo. Se ha creado a golpe de sudor, sangre e ideales. No sé, ni creo llegar a saber nunca, cuando se separó de su mundano devenir biológico para encaminarse por la senda de la cultura, del raciocinio. La vida en su acepción biológica no es justa ni debe serlo. La evolución, desde que el mundo es mundo,  no discurre por la senda de los justos, sino de los supervivientes y ahí apareció el hombre para enmendar la plana a la naturaleza creando conceptos tan alejados de la evolución natural como la ética, la moral y, sobre todo, la justicia… su justicia. No creo que un mundo creado a base de prueba y error, de la  pervivencia del más apto, acepte a una especie que cambia las reglas del juego en mitad de la partida.

Muy probablemente la naturaleza terminará escupiéndonos como si fuéramos una vulgar egagrópila*.

Luis F. de Castro

*Egagrópila: Dícese de las bolas formadas por restos de alimentos no digeridos que algunas aves carnívoras regurgitan.

martes, 14 de octubre de 2014

La isla mínima "Una silla de tres patas.


Sólida película en cuanto a dirección y con recursos a patadas. Un montaje perfecto con algunas imágenes tan bellas como hipnóticas, es más, diría yo tanto como aquellas tan afamadas de "Gravity"; eso sí, me apuesto una falange a que con menos presupuesto. Los actores están para mojar pan y chuparse los dedos y creo justísimo algún premio concedido ya,  y si no fuera porque el guión es mediocre, hubiera pasado por la derecha a  "Vivir es fácil con los ojos cerrados" en la carrera hacia el "premio gordo"... y diría que el Sr. Rodríguez  se ha lucido si no fuera porque tres "tontás" le han fastidiado el resultado final. ¡Pero es que nadie se ha dado cuenta que el final es confuso! Pero hombre, ¡por Dios!

Luis F. de Castro

miércoles, 8 de octubre de 2014

Un mundo para cada uno... y todos diferentes.

http://www.imagenestotal.com/reflexiones-de-soledad/

Se me hace extraño el mundo en el que vivo.
Día tras día me noto más ausente de él. Es una sensación rara, por momentos desconocida. Mirar a tu alrededor y comprobar que lo que me rodea ni es mío ni está conmigo; es como si estuviera tras un escaparate en el que el cristal se regruesa por momentos haciéndose más opaco y mineral. Aquellos sentimientos colectivos que antaño me embargaban son ahora sensaciones de alienación. Poco de lo que me rodea es de mi agrado, y si lo es, algo en mi interior rebusca motivos para que no lo sea.
Es improbable que el código por el se mueve la humanidad haya cambiado, más me inclino a pensar que ha cambiado el mío y que es tan intensa esa metamorfosis que ser comprensivo, flexible o condescendiente se me hace muy cuesta arriba; y me entristece primero y me indigna, después, pensar que esto no parece tener cura e irá a más.
Alguien dijo una vez que un pesimista es un optimista con experiencia y esa frase podría explicar esta dolencia que me aflige; es como si el cúmulo de experiencias vividas fuera una carga tan pesada que te impidiera levantar la cabeza y proyectarte hacia fuera… ¡una prisión, vamos!
¿Alguien sabría como revertir esta situación?
Ahora comprendo el porqué tantos intentan llevar a cabo los consabidos “empezar de nuevo”, “romper con todo” “mandar todo a la mierda” “rehacer la vida”; es la perentoria necesidad de reiniciar tu sistema operativo reordenando ese disco duro orgánico y doliente que todos llevamos dentro; ese cajón que, de puro lleno, nos impide encontrar nada dentro.
Solo gracias a los asideros que me dio la vida, no me hundo. La familia, los amigos y ese especial mundo interior que me creo todos los días y con el que intento sustituir al desabrido e intratable que se mueve al otro lado del cristal.


Luis F. de Castro

lunes, 6 de octubre de 2014

¡Camaradas!


¡Camaradas! 
     Ante este clamor popular, ante este sentir de los trabajadores, vamos a nombrar una comisión que estudie la línea a seguir para aquellos proyectos que marquen el camino sobre las bases de una sociedad más libre e igualitaria en la que basar las políticas definitorias del ideario colectivo de la sociedad progresista española... ¡Un respiro que sigo...!  por que ya está bien que la recalcitrante derechona cuasi-fascista nos trunque antidemocráticamente tantas de las iniciativas programáticas destinadas a conseguir una deseada efectividad y eficacia para nuestros deseos y decisiones... Por cierto, ¿que hora es?, ¡ya…! ¡Tan tarde!, ¡vamos, vamos, que me voy de puente y pierdo el AVE!

Luis F. de Castro

sábado, 4 de octubre de 2014

Un vaso medio vacio

Dice la canción que "cada quien es cada cual" y yo me permito apostillar que en España más. Leo que muchos de los comentaristas dejan descansar los argumentos en contra de la monarquía sobre la "decorativa" figura de la familia real y sin embargo, no tanto, sobre la organización territorial de nuestro país. Lo cierto es que España es hoy por hoy un estado abocado a su desaparición como tal en tanto nos sigamos centrando en lo accesorio y no en lo fundamental. Diecisiete autonomías con otros tantos reyezuelos y sus correspondientes séquitos cuyo fin último no es el bienestar de sus conciudadanos, sino la perpetuación de sus mandatos, infinidad de parlamentos que para justificar su existencia y sus enormes presupuestos legislan hasta lo absurdo, sumergiendo al pueblo en una normativa tediosa, cuando no hedionda y clasista, miríadas de adláteres y advenedizos especializados en sacar los higadillos a una ciudadanía adormecida, inculta y altamente influenciable... ¡vamos! que la monarquía es un uñero dentro de un cuerpo devorado por el cáncer.
Perdonar mi pesimismo, pero no veo solución.

Somos un pueblo -mal que me pese- condenado a sufrir autodestrucciones periódicas y al que la envidia no deja ver lo que de bueno nos rodea y las posibilidades que como nación, yacen adormecidas en nuestro interior.

Luis F. de Castro

viernes, 3 de octubre de 2014

Gata



La casualidad me hizo llegar una gata negra como la nada, a ratos salvaje y siempre arisca. Vino y se quedó; se quedó como si fuera la tía viuda del pueblo que con la excusa de cuidar a los niños, se convierte en un mueble más de la casa; se quedó en silencio,  merodeando por ahí cual protagonista de una mala película de terror, apareciendo entre las sombras justo antes de desaparecer de nuevo y dejando tras sí una intensa sensación de ser observado siempre; porque sus ojos… esos sempiternos agujeros negros bien pudieran ser los sumideros de un mundo que alguien le encargó fiscalizar.

jueves, 2 de octubre de 2014

Una consideración sobre sindicalismo

     
    En este caso -como en muchos otros- es injusto mezclar churras con merinas. Los sindicatos deberían financiarse con las cuotas de sus afiliados, al igual que  -como entidades de interés público y sin ánimo de lucro- ser beneficiarias de ciertas ventajas fiscales y subvenciones,  pero de ahí a convertirse en sumideros de recursos, va un mundo. La actual falta de control sobre sus cuentas lleva a las irregularidades que todos vemos día a día y ello no hace otra cosa que ahondar la desafección que provocan en una gran parte de la población trabajadora. Pienso que el mundo sindical se ha dejado a su suerte, siendo los principales culpables de ello, sus propios dirigentes. Los sindicatos son imprescindibles, pero su descontrolada deriva y el escaso esfuerzo que hacen por mostrarse como tal, van camino de lograr que muchos trabajadores escojan otros caminos en la defensa de sus derechos. 

Luis F. de Castro