miércoles, 3 de junio de 2015

Hasta aquí hemos llegado

http://actualidad.rt.com/economia/view/83258-economia-ecologia-efectivas-traer-fin-mundo-mayas



Día tras día, año tras año, nos desayunamos con esas estadísticas que todo lo analizan; esas que escudriñan matemáticamente nuestro devenir y que usan los eruditos para gestionar nuestra vida. Día tras día, año tras año, nos tenemos que entristecer por decreto si esas estadísticas no son las que ellos esperan y alegrarnos si sí. Dice el ideario económico -y hay que creerlo a pies juntillas- que si esas encíclicas económicas nos muestran una economía en crecimiento, la cosa va bien… y digo yo ¿es eso cierto? ¿Hay que creerlo? Os acordáis de aquel dicho, refrán o chascarrillo que planteaba eso de “¡Virgencita! Que me quede como estaba… “ ¡Pues eso!

Hay sociedades que viven en una penuria tan evidente que la pregunta que me hago en el párrafo anterior sería cuando menos estúpida, pero no es a ese crecimiento al que me refiero; por supuesto que las necesidades básicas son eso: básicas, pero normalmente, el crecimiento económico -tan deificado él-, no se traduce de forma inmediata y necesariamente, en bienestar para las clases medias y trabajadoras; más bien todo lo contrario. Normalmente sigue una progresiva implantación por escalones que no tienen que significar mejoras en sus condiciones de vida. Más trabajo, más obligaciones, un cierto esclavismo hacia bienes de consumo “imprescindibles”, menos tiempo libre, una educación direccionada hacia el devenir económico, etc. hacen del ideario social que jugar con la Play al fútbol sea más interesante que hacerlo con un balón en el patio del colegio. Semejante absurdo se instala de forma tan sibilina en la mente del pueblo que ni siquiera se da cuenta de su implantación y a la que recapacitas, estás tan “pillado” que la vuelta atrás es una quimera.
El desarrollo social basado exclusivamente en el desarrollo económico es una pantomima de desarrollo. El bienestar de una sociedad no es otra cosa que el bienestar de sus individuos y el baremo que mide este, me resisto a pensar que sea la renta por cabeza o el consumo eléctrico. ¿Por qué una sociedad contenta y feliz tiene que ser una sociedad que crece en lo económico? Qué pasa... ¿Es ese el único crecimiento posible? Ese anhelo constante por ganar más, comprar cosas y estar a la última, me da que pensar que hace individuos nerviosos, inestables y constantemente insatisfechos; gente que basa su devenir en enseñorearse del envoltorio de un paquete vacío. ¿Donde dejamos esa educación para la convivencia, donde la filosofía y la ética, donde.


Luis F. de Castro

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