Si algo tienen las delicatessen es que no suelen sentar bien a
todo el mundo... Pues para muestra, un botón.
Como siempre, vas al cine "pelín" condicionado:
Película italiana, sin referencias, sin que te hayan frito a
publicidad sobre ella, un director poco conocido -...más bien nada-,
pero con un elenco de categoría... ¡Aquí se cuece algo raro! ¡Pues
vamos allá!
Llegado el momento compruebo que tengo razón y lo que se cuece,
no es que sea raro, está un paso más allá. Con esta "peli"
Sorrentino se marca un farol y si le ha salido bien o mal, depende
del que está al otro lado de la pantalla, y como en este caso soy
yo... os comento. A mi me ha agradado, sorprendido y, sobre todo,
motivado. La veo como un álbum de buenas fotos que busca provocar
sensaciones antes que contarte una historia.
Para el que le interese la teórica del cine, a la hora de
confeccionar un guión, una de las normas comúnmente aceptadas es
que las escenas se planteen como planos separados y carentes de
sentimiento, hieráticos, donde
el director está obligado a hurgar con la necesidad de extraer el
máximo rendimiento artístico o descriptivo posible. Pues en "La
juventud" da la sensación que don Paolo ha trascrito el guión
literalmente, dejando al espectador que decida lo que quiere extraer
de él. A tal propósito, tal resultado: O intensa atracción o
repulsión de la "gorda", porque es aquí donde está el
punto fundamental; digerirlo bien o mal, es cuestión de las tripas
de cada uno.
En cuanto a los actores... ¡de vicio! Menudo grupito que ha
formado. Están geniales; ni un pero y si le sumamos una propuesta
musical tan heterogénea como intrigante ¡ya está! "alea jacta
est"
Esta es una película que, a la mínima que te guste el cine de
verdad, tienes que ver... después, cuando salgas de la sala, Dios
dirá que sensación lleves, pero si te la pierdes, nunca lo sabrás.
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