jueves, 6 de junio de 2013

Versos 006

         Estimado colocotrocos. Perdonad la intromisión de esta entradilla. Sé que en este país nuestro, no tenemos costumbre de empezar una cosa antes de acabar la que teníamos entre manos y tampoco se me escapa que yo, como Rey, debo dar ejemplo... ¡Pues bien! Siguiendo las prerrogativas de esta, nuestra monarquía, infringiré la norma. Sabed también, mis leales súbditos, que cualquier queja será aceptada, pero convenientemente desatendida; por lo tanto: es mi voluntad poneros este lisonjero poema como antesala a la tercera y última entrega de "Las cosas de la vida"
         Sería pretencioso y poco digno de mi natural obligaros a que os guste; por lo que os agradecería que os obligaseis vosotros mismos.



                                                                              
Vicio 006

Algo en esa noche fría hubo que me atrajo;
algo tierno, cálido, locuaz, dorado;
algo suave, redondo, terso, mojado. 
Algo en esa negra noche hubo que me atrajo;
un solitario punto de luz destellado,
una explosión de egoísmo concentrado,
una luminaria mostrándome el atajo.
Corrí, me arrastré como un puro andrajo.
Lloré sin lágrima, grité sin ruido.
¿Muerto? ¡Tal vez! ¿O sólo dormido?
Algo en esa puta noche hubo que me atrajo.
Por qué fui yo el maldito centro de la diana,
por qué acertó en mi con claridad meridiana.
El susurro, el arrullo, el ronroneo;
el roce, el fresco aliento, el manoseo.
¡No quiero! ¡No me da la real gana!
cerrar los ojos y sentirte a mi pegada,
llenarme de ti de una sola bocanada.
Que de puro y liso hartazgo, la desgana.
Que de puro y llano abuso, el desmayo.
Que de pura libertad en simple lacayo,
y de pura complicación una filigrana.
Poniendo la muerte como dorado broche,
el frío estremecido como valioso brillante,
como el final del camino al caballero andante.

Qué fue lo que me atrajo aquella fría noche.  


Aldade.

18 de enero del dos mil

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