Este soy yo

     


    El tipo al que se le ha ocurrido perpetrar el presente atentado a la razón, se llama Luis F. de Castro y entre otras cosas, es un tipo inquieto e inconformista que nació en Mérida el mismo año en que España ingresó en el Fondo Monetario Internacional, y su recuerdo más antiguo es el de caerse con el triciclo a una zanja, por lo que se entristece cuando alguien le habla de principios.
     De joven, estudió más bien poco, ya que las ocupaciones propias de la edad le dejaban escaso tiempo, y cuando se percató de que los que “cortan el bacalao” deben lucir títulos y diplomas, ya era demasiado tarde, por lo que, sin quererlo, pasó a formar parte del ese proletariado de pantalón de campana y media melena tan común en la década de los 80.
    Hoy es un señor calvo con sobrepeso que no se gusta demasiado, pero con la conciencia de que a estas alturas, eso es lo de menos.
       Siempre ha sido un tipo mediocre con apariencia de no serlo, lo que, en ocasiones, le ha traído algún problemilla; si bien es verdad que la eventualidad se ha resuelto en cuanto le han conocido con cierta profundidad. Le extraña sobremanera que, a pesar de lo anterior siga conservando tantos amigos, lo cual dice poco de su nivel de exigencia -el de los amigos, por supuesto-.
      Entre otras cosas, es un tipo con suerte: Tiene por familia una joya, por trabajo, el mejor del mundo y todavía conserva la facultad de sorprenderse... ¡Se puede pedir más!
      En cuanto a gustos, los tiene casi todos, así que sería más eficaz exponer aquello que le desagrada, pero como aquí no estamos por la eficiencia, vamos con ellos:
       Le gusta leer y escribir -o más que escribir, contar cosas-, el trato con la gente -esto sin abusar-, la naturaleza con todo su contenido, el cine, la astronomía, el debate, la cerveza, el silencio, la lluvia, inventar cosas, mirar el mundo por la cerradura, la tortilla de patatas, alguna música de los ochenta, las mujeres inteligentes y sobre todo sentarse en la terraza con una cerveza en una mano mientras acaricia a su perra con la otra.

      A grandes brochazos, este es el autoproclamado “Rey de Colocotroco” en su faceta terráquea. Si alguien quisiera saber algo más, pedírselo al e-mail (aldade@eresmas.com) de la página de contacto.


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