martes, 29 de diciembre de 2015

Eso que algunos llaman cultura tradicional y yo llamo estupidez congénita humana.

 


     Somos esclavos de tradiciones, vicios, tópicos y prejuicios. Qué difícil es encontrar un equilibrio; cualquier equilibrio. Si a la abuela no le entra en la cabeza que lavar plato a plato consume más agua que usar el lavavajillas, si no consigues dejar de fumar a pesar de eso que le pasó a tu tío, si matar un toro a lanzazos es "de toda la vida" y “no van a venir de fuera a decirnos lo que debemos hacer”, como no va a poder quemar el paisano el monte para mejorar los "praos".
     Decirle a este señor que es pan para hoy y hambre para mañana, sobra... seguirá en sus trece, seguirá mirando con resentimiento a todo el que haga algo para evitarlo, seguirá poniendo toda su energía en demostrarnos que “su” tradición es más fuerte y válida que lo que digan “esos que no saben nada” y sólo si quema a su hijo o asa a su madre se dará cuenta -eso sí, por otra vía- que algo falla en lo que hace. 

domingo, 27 de diciembre de 2015

La felicidad, esa gilipollez sobrevalorada. Confórmate con estar a gusto.

    


    Escucho la Sinfonía del Nuevo Mundo y mientras sus compases se me incrustan en la boca del estómago me pregunto qué puedo hacer yo. Sí, qué puedo hacer para ser feliz y ayudar a que los demás también lo sean… aunque sea un poco.