miércoles, 27 de enero de 2016
La gran apuesta (2015) Mejor en Documanía ¿no?
¿Seguro que he visto lo mismo que ellos?. No puede ser que los sesudos críticos de convención sean unánimes en sus parabienes y a mí no me haya parecido siquiera una película. En serio, ¿No os da tufo a documental historiado? ¿A esos que cuentan el derrumbe del imperio romano mezclando arqueólogos con extras a "tutiplén? Seguramente estaré equivocado, pero, sinceramente, solo puedo opinar de lo que veo y lo que he tenido ante mí es un aceptable documental; para nada una película... así que no puedo opina como si lo fuera.
martes, 26 de enero de 2016
La juventud (2015) Probablemente indigesta
Si algo tienen las delicatessen es que no suelen sentar bien a
todo el mundo... Pues para muestra, un botón.
Como siempre, vas al cine "pelín" condicionado:
Película italiana, sin referencias, sin que te hayan frito a
publicidad sobre ella, un director poco conocido -...más bien nada-,
pero con un elenco de categoría... ¡Aquí se cuece algo raro! ¡Pues
vamos allá!
viernes, 22 de enero de 2016
The Walk -El desafío- (2015) El señor Zemeckis va con segundas
¡Pues anda que no se le nota! A mister Zemeckis le importa un bledo
el equilibrista y lo ha utilizado como escusa para soltar un mensaje
de moralina recordatoria sobre el 11-S. Independientemente de ello,
no esta mal. Todos sabemos lo bien que narra este hombre -para
muestra tiene un montón de botones-, y en "The Walk"
vuelve a mostrárnoslo con una historia contada en forma ágil, amena
y con ritmo, sin lugar al aburrimiento; montada a lomos de unos
personajes de una inocencia impostada; personajes que si no
supiéramos lo que sabemos, parecerían sacados de un cómic. Mención
merecen algunas imágenes de una originalidad y belleza notables
que, junto a la música de Alan Silvestri, ayudan a formar un todo
equilibrado y efectivo. Concretando; nada de obra maestra, siquiera
la situaría un escalón más abajo, pero que -en mi opinión-
presenta una factura cómodamente intachable.
Luis F. de Castro
La increíble soledad del que no sabe explicarse.
Si ves que mira a los que polemizan acaloradamente y, si acaso,
balbucea, y cuando consigue la palabra trastoca el devenir de lo que
un día alguien dijo que debía hacerse con el lenguaje; si
compruebas que a medida que acaba con cada frase, como que se enfada
consigo mismo y la siguiente empeora la anterior; si se justifica a
cada momento, si acude a razones del más allá o acá para que le
entendáis, si entra pero no sale del tirabuzón en el que sólo él
se introdujo, estáis ante uno de esos que piensa más rápido de lo
que consigue explicarse; uno de esos de los que cuando quiere retomar
el hilo, este se le complicó tanto que mejor le valdría comprarse
el jersey ya hecho.
miércoles, 20 de enero de 2016
Palmeras en la nieve (2015) Con media hora hubiera sido suficiente.
Dice
mi mujer que no me ha gustado porque es romántica, y digo yo que se
equivoca. Para gustos, los colores que decía aquel, pero si el café
con leche no tiene ni café ni leche… pues ya sabes, podrá ser de
todo menos café con leche, y es que “Palmeras en la nieve” tiene
muchas cosas, pero lo que no tiene es pies y
cabeza.
Cuando -por fin- termina la película, salta el debate: Que si
aquella era la hermana de esta, que si el bantú era primo del masai…
que si la abuela fuma… y pienso yo: ciento sesenta y tres minutos
para no tener claro quien es quien es demasiado ¿no?
martes, 19 de enero de 2016
Macbeth (2015) El corazón de la cebolla
Estaría por asegurar que si Seakespeare viviera hoy, aquí, entre nosotros, no se comía un "colín", pero la perspectiva del tiempo le ha dado su inmenso caché.
¡Qué tío!
Por de pronto, tenía que ser poseedor de enormes cantidades de tiempo libre; eso, sumado a las pocas distracciones que deberían acosarle, nos lleva -por lógica secuencia- a suponerle un "tarumba" con la cabeza a "pájaros", y todo ello, no por lo que pensaba, sino por como hacía lo que hacía. Hoy día, por regla general, somos más superfluos, más superficiales, más de leche desnatada en contraposición a los densos calostros mentales de nuestro ínclito dramaturgo.
sábado, 16 de enero de 2016
Star Wars. El despertar de la Fuerza -Y a quien le echo yo la culpa.
Llevo mucho tiempo filosofando sobre quien es el responsable de una película. ¿Será el director...?¿los actores...?¿o será el productor...?¿y si fuera el público? Lo cierto es que a mi discreto saber y entender le parece que -como en casi todo en esta vida- es relativo. Me da que todos son/somos responsables del resultado en mayor o menor medida... según los casos.
Lucas la lió parda allá por el 77. Star Wars es, a todas luces, un asunto delicado y todo porque nuestro amigo no supo contenerse en cierto momento de inspiración. Año tras año, película tras película, el fenómeno no hizo más que desbocarse, sería por el momento, la forma, o por "quiensabequé", pero "La guerra de las galaxias" no es sólo una película y, como tal, debemos tratarla.
Ya me olí algo cuando Disney se hizo con los derechos, pero ya no tiene remedio; el mal ya está hecho. "El despertar de la Fuerza es una película desequilibrada, anómala dentro de "su todo" J. J. Abrams me da a mí que se ha desquitado con sus jefes y se ha marcado un cuadro preciosista sin motivo ni razón; se ha gastado hasta el último céntimo del presupuesto en continente dejando para el contenido... eso, la nada. Explosiones preciosas, carreras y más carreras, maquetas de las caras, sonido ¡buff!, pero de lo demás... una historia simple, simplísima y desconexa, con multitud de puntos oscuros, sin cohesión y sin justificaciones... y es que los fans de La guerra de las galaxias necesitan creer, necesitan tener fé y este guión no es más que un manual profusamente ilustrado sobre como perderla. Cuando sales del cine sales raro; no sabes muy bien qué has visto y como reaccionar ante ello... y es que no te aburres -quizás sea eso lo malo- por lo que la primera sensación es positiva, pero cuando -una vez en casa- analizas esta historia, te das cuenta que no vienes de ver una película de "nuestra" querida saga, sino un pequeño anexo para grapar a cualquiera de las otras.
Hay que verla, pero con la nariz tapada.
Luis F. de Castro
viernes, 15 de enero de 2016
Sufragistas (2015) Por extraño que parezca, el tema es lo de menos.
¡Sí
señor! Por extraño que parezca, el tema es lo de menos; porque si
de cine se trata, esta película es muy, pero que muy buena.
Recuerdo
la impresión que me produjo "Maradentro" de Amenábar.
Pensaba yo en mi inconmensurable ignorancia que "qué chicha se
podía sacar de un tema como ese"; un señor obligado a una
sempiterna camastronía no podía dar juego, ¿no? y... ¡Cuán
equivocado estaba! Pues con "Sufragistas", igual. Esperaba
una proclama, un pasquín cinematográfico, cualquier cosa menos una
historia donde lo de "basada en hechos reales" no supusiera
una excusa para hacer un bodrio de los de siempre. Tiene ritmo, tiene
intensidad, tiene tanto interés como si no te supieras el final... y
eso tiene mucho mérito, mérito de Sarah Gavron. Carey Mulligan hace
un trabajo excepcional, todo ello sin dejar atrás al resto del
elenco. La ambientación está muy conseguida, el vestuario, la
fotografía y hasta la música van acorde con ella.
Sólo
dos peros: Uno; a qué viene gastarse "la pasta" en
contratar a Meryl Streep si no es para sacarle partido.
Evidentemente, nadie puede objetar la capacidad de esta inmensa
actriz, pero utilizarla de decorado... como que no cuadra. Ni está
bien, ni ella debe consentirlo... y dos; la próxima vez deberían
contratar un cámara con menos "tembleque", que algunas
veces se marea uno. Por lo demás, ninguna objeción, sino todo lo
contrario.
lunes, 11 de enero de 2016
Joy -A Miss Lawrence no le pega-
Pretender
contar una historia a un tipo sentado en el banco del parque desde un
tiovivo en marcha es, cuando menos, complicado. Esa es la sensación
que me invade en mi asiento en la platea. Los mensajes llegan a
trozos; unos rápidos y directos y otros mezclados con engrudo; y eso
sin contar cuando el tiovivo invierte el sentido de giro sin avisar y
nos somete a un centrifugado argumental insoportable. La película,
aun sin estar vacía, no dice mucho. Una historia pretendidamente
épico/doméstica más cerca del docureportaje con patrocinio añadido
que de la consabida "basada en hechos reales" de toda la
vida; algo hay de artificioso ejercicio de adoctrinamiento que no
consigue hacernos despegar del asiento del cine; es un quiero y no
puedo constante, donde la personalísima escuela de R. de Niro no
hace más que perjudicar -más todavía- al conjunto.
Tampoco
a Miss Lawrence le pega el papel; jovenzuela sonrosada y virginal en
todos y cada uno de los momentos de la trama, en ningún momento veo
en ella la abnegada, voluntariosa y corajuda heroína que me quieren
hacer ver. Sus intentos son vanos y me fastidia, porque sí tiene
capacidad interpretativa, pero su problema es el mismo que tendría
Lina Morgan interpretando al Rey Lear: no es su registro.
Por
todo lo anterior, sumado a una duración desmedida, una gaseosa
intervención de Bradley Cooper, la inconsistente realización del
director y más cosas que me dejo en el tintero, no merece mucho la
pena... pobre.
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