¡Hola, que tal!
Queridos
ciudadanos: En este fantástico e increíble universo, en esta
inmensa patria sin bandera ni himnos y en la que todo se mueve sin
que tengamos nada que decidir, no somos más que una lágrima de
zarigüeya. Cualquier negro y frío peñasco de los que deambulan por
el espacio es notablemente más sustancial que nosotros; pero. -que
cosas pasan ¿eh?-, cada uno de estos seres pequeñitos y
cósmicamente indefensos es el Dios de su propio universo personal y
nada hay más importante que la propia e íntima liturgia a la que se
someta. Dicho en otras palabras: Eres lo que crees que eres; lo demás
son zarandajas.
Es
por ello que voy a dedicar tiempo a este blog. Voy a crear mi reino
de papel, un reino en el que cualquiera es más importante que
cualquiera y donde las únicas normas son el respeto, la fantasía y
la imaginación, el resto las escribo sobre hielo y, como tal,
durarán lo que la cerveza que me esté tomando mientras las redacto.
Por
lo demás, y como indica el nombre del bloc, me proclamo Rey de un
mundo llamado Colocotroco, monarca de este pequeño desahogo y adalid
de aquello que se me ocurra en el momento.
Aquellos
que deseen convertirse en súbditos de este trivial e intrascendente
monarca deben saber que la pedantería le produce sarpullido y
el insulto, eccema; así que -como de por sí, ya es poco agraciado-,
no hagáis mayor su desgracia.
......
… Del
interés y la calidad ni hablamos.
Por
cierto, podéis hacer lo que queráis con lo aquí escrito, menos
aprovecharlo para ganar dinero o decir que salió de vuestra
mano -cuestión de formas, mayormente-, por que llegado el caso, para
eso estoy yo; que las arcas de este, vuestro Rey, están
incomprensiblemente vacías. Por lo demás, con pedirme permiso;
arreglado.
Aldade
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