Me viene a la cabeza el
tópico de la rubia tonta: por fuera, todo espectáculo y preciosismo
y por dentro, nada. Tan sorprendentes imágenes vacías de contenido
te deja sin palabras. Es como meter un rollo de papel higiénico en
un cofrecito de oro y pedrería. Un guión, mediocre...¡que digo
mediocre!, malo como pocos, unos personajes mal definidos: sin chispa
ni enjundia y una sucesión de gags terriblemente anodinos; en
conclusión: decepcionante.
Donde quedaron los
personajes de Ice Age, donde. Ese gracejo, esa cosilla que tiraba de
las comisuras de los labios para hacerte sonreír. Como habrá
conseguido Chris Wedge que tras diez minutos de película, odies a
todos los personajes de la historia -especialmente a los “buenos”-,
que desees profundamente que los bosques se pudran de una vez por
todas y que el bodrio acabe cuanto antes.
Solo me queda agradecer
a los hados que, al menos, en la sala solo había un niño al que
desconsolar.
Luis F. de Castro
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