Siento
que para algunos, lo que voy ha decir, será una tontá de viejo
verde, pero es que -y discúlpenme- es hablar de Marylin y temblarme
las calandracas.
Se
cuentan muchas historias sobre esta, mi musa más intemporal, pero
sean o no ciertas, da igual: El mito es el mito y no me lo van a
reventar ni esos pelucones que se calzaba, ni aquellos que me
recuerdan que ahora será poco más que polvo… y es que es verla
cantando “I Wanna be loved by you” y se me olvida que la física
manda en todo lo que pesa o suene.
La
película,
cuyo
título original era “Some like it hot”, que
traducido al
castellano sería algo parecido a “A algunos les gusta caliente”,
no
se presentó en España de esa guisa porque la hubieran mandado a
esparragar a Francia; de hecho se las tuvo tiesas con las censuras,
tanto española como americana, censura esta que en aquellos
tiempos (1959) no era moco de pavo. Marylin,
en aquella época, tenía poco que demostrar: no era una excelencia
como actriz, tampoco como cantante y siquiera su físico se ajustaba
a los cánones -estaba más bien "rellenita"-, pero tenía un “nosequé” o un “queseyó” que
obligaba a los estudios a aflojarle tres veces más soldada que a
Curtis o Lemmon, y eso a pesar de sus impuntualidades, sus fallos de
memoria y sus otras “cosillas” por el estilo. Esto levantaba envidias
y resquemores a su paso, haciendo que mi admirada estuviera casi
siempre a la defensiva. A este tenor se cuenta que un responsable de
vestuario le dijo que Curtis tenía un culo más bonito que el suyo
-¡menuda majadería!- a lo que ella se abrió la blusa y preguntó
si el mozo tenía también
mejor pecho que ella. Todo
esto me lleva a pensar que no hubo buen ambiente entre ellos. Me
llama mucho la atención una respuesta de Curtis a un periodista en
la que se le preguntó sobre sus sensaciones al besar aquellos labios
carnosos y pecadores: “Fue como besar a Hitler” contestó el
malandrín. ¡Que sabrá ese! Creo que había resquemor en sus
palabras.
En
cualquier caso, a
Wilder
le
salió redonda y se confirmó como un genio de la comedia.
Os
dejo la escena donde “I
Wanna be loved by you” pasa
de ser un mero número musical a ser algo para recordar de por vida.
Luis
F. de Castro
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