martes, 8 de septiembre de 2015

Como podrá ver nada Don Benicio con esos ojos tan cerrados.



     A León de Aranoa le ha salido una road-movie circular; una historia donde ocurren cosas a lo largo de una línea que se encuentra a sí misma recurrentemente. La trama tiene muy pocas fisuras -aunque alguna tiene- y te deja intencionadamente colgado en las alturas a la espera de que ocurra lo que no termina de ocurrir. Es precisamente esa incertidumbre la que te sujeta a la butaca con bastante eficacia. Una historia tan simple que sorprende y unos diálogos que interesan, incluso, fuera de la trama.
     En cuanto a los actores está Don Benicio, al que no se le presentaron las ganas de sobre-actuar tal y como en otras cintas que me sé, y es que así, gana muchísimo. Lo de Tim Robbins es como lo de Resines; hace de Tim Robbins aunque se disfrace de querubín angelical y, a pesar de ello, agradable y sin desentonar; y después están las chicas; una rubia, Mélanie Thierry que lo hace pero que muy bien y otra morena, la señora/ita Kurylenco, que tiene tanto de agraciada como de poca gracia. De los demás, solo parabienes.
     En conclusión: Me gustó y mucho. Creo que tardará unos meses en olvidárseme.

Luis F. de Castro

2 comentarios:

  1. la película es de lo mejor que hemos visto este año, pero como dice mi hermana "es la peli donde trabaja el hermano feo de Brad Pit"

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  2. Oye tú; pues como que tiene razón tu hermana. El Sr. Pitt me parece buen actor -en ocasiones, incluso, muy bueno- pero Don Benicio tiene un "aquel" salvaje, como indisciplinado y fuera de modas, que le concede un atractivo adicional. Las miradas de Sin City o en Snatch. Cerdos y diamantes -donde coincidieron ambos- o el haber hecho un número indecente de películas, le da caché al mozo.

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