Me intriga pensar que hubiera
sido de Haneke si no le hubiera dado por hacer cine; porque esta película da la
sensación de estar hecha con vísceras humanas. Llena de planos insufriblemente
largos, planos arrojados a la cara del espectador con furia, con la intención
de hacer daño, no deja un momento de paz. Estamos ante un Haneke técnicamente
perfecto y con evidente tendencia al sadismo.
Si alguien sabe como anular la
sensación que provoca la película sin olvidarla, que me lo diga.
Luis
F. de Castro.
Esta peli es una castaña. La vi en Buenos Aires y el cine casi se queda vacío antes de terminar.
ResponderEliminarFelicidades por el bloc.
... y es que cada uno somos de nuestra madre y de nuestro padre, ¿verdad?. A mí me dejó "patidifuso".
ResponderEliminarGracias por tu visita, anónimo.