lunes, 17 de junio de 2013

Rómulo y Rómula

                                                             RÓMULO Y RÓMULA



Mis queridos colocotrocos: En estos tiempos que corren, donde hasta pedir la hora sale por un pico, cualquier cosa es posible. Si no, mirad esto que os cuento. Es una historia real ocurrida en un reino llamado España. Por supuesto, en el reino de Colocotroco, esto sería imposible: Todo el mundo sabe que aquí, todos los búhos tienen nido, despiojado exclusivo y ración diaria de topillo gratuita. ¡Faltaría más! Además, a todos ellos se les dota  del nobiliario título de  "Gran Duque" firmado y rubricado por el que esto suscribe.





Una primavera más -y ya es la tercera- Rómulo y Rómula han hecho su aparición por los cielos de Sevilla la Nueva. Entre piropos, arrumacos y ululeos, plantaron sus reales en un ático con envidiables vistas al patio de la comunidad de propietarios. Sin prisa pero sin pausa, dedicaron los primeros días de estancia en adecentar el pisito; repararon los desperfectos que el invierno causó y lo dotaron de todas aquellas comodidades que la campiña sevillana les puede proporcionar y -sin dilación-, acometieron la ardua labor de fabricar polluelos. Al poco, -treinta y seis días de nada- tres de los huevos se convirtieron en sendas pelotas de grandes ojos y plumón blanco que -como cualquier hijo de vecino-, no hacían más que pedir comida.
            Como imagino habrán adivinado, Rómulo y Rómula son dos hermosos elementos de la aristocrática familia de los estrigiformes de toda la vida, y de la rama bubo para más señas y, al contrario que otras familias reales, el erario no sufre con su presencia; más bien al contrario.
Todo el mundo sabe que los búhos no son de fiestas y algarabía y serios como ellos solos, por lo que sería de presumir la buena acogida entre los convecinos; pero hete aquí que aparecieron algunos disconformes –de esos que nunca faltan en una comunidad de propietarios que se precie-  y obviando su real procedencia y con peregrinas razones, desahuciarlos quieren. Les acusan de comer gatos con pedigrí…

No verán que donde hay palomas y conejos,
¡Malandrines, bellacos y bribones!
no quieren ver a los gatos ni de lejos.

No verán cuán grande es la patraña,
que donde haya urracas y ratones,
para qué un puñetero gato que araña.

y si bien la causa sobreseída quedar pueda,
por estúpida, tonta, falaz y majadera,
por mentecata, gansa, mentirosa y embustera,
siguen la máxima de “injuria que algo queda”

Por ello, a palabras necias, oídos sordos,
que sin duda lo primero es lo primero,
y es poner toda la gracia y el esmero,
en sacar adelante unos pollos bien gordos.


Y bien, esperemos que nuestros ínclitos amigos Rómulo y Rómula consigan llevar su prole a buen puerto un año más y que, siguiendo la máxima de que mucho ayuda quien no molesta, podamos colaborar con ellos para que sus descendientes vuelen libres por la bella dehesa de este pueblo madrileño.

                                                                                                    Aldade


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