martes, 19 de agosto de 2014

Carta con poco (o ningún) interés


http://nomegustamessi.blogspot.com.es/2011/05/gato-de-caza.html

Hoy, querido amigo, he dormido fatal. Las tres cervezas de ayer noche me sentaron como si me hubiera bebido un bote de don Limpio y a eso de las cuatro estaba recorriendo el pasillo de casa arriba y abajo intentando digerir el chute de ibuprofeno que me metí “palosadentros” Lo cierto es que a tenor de la reacción de la gata, debía tener un aspecto deplorable: En calzoncillos, arrastrando los pies y con cara de cadáver, al darnos de bruces, se arqueó cual  bóveda mozárabe y el rabo se le puso como el cepillo del limpiar el polvo. En ese momento se cruzaron por mi cabeza ideas contrapuestas: ¿moriría intoxicado por la droga o desangrado a cuenta de un zarpazo en la yugular…?  Lo cierto es que ambos optamos por la retirada; ella hacia sus cuarteles de invierno –versus edredón del tálamo conyugal- y yo hacia el retrete buscando un cónclave entronado.
      Sabes, compañero que mis migrañas, buscadas o no, pueden llegar a ser impertérritas, pero esta no era de las que más y –precisamente por ello- no pasó mucho tiempo antes de que el dolor de cabeza me diera algo de tregua y -llegado ese punto-, vuelves a la cama como de puntillas, no valla a ser que se despierte el desvergonzado y sopese continuar con su puñetera labor y ete aquí que  justo cuando el sueño quiere hacer cópula contigo, amanece, y con la amanecida el señor que dice quitar las hojas caídas soplando con un cacharro infernal, decide ponerlo en marcha y amargarme la existencia. ¡Me cago en toa su puta ralea! ¡Joder, que estamos en Agosto y debería estar en Benidorm,  como todo el mundo! ¿no?
Alguien dijo alguna vez que la paciencia era la madre de todas las ciencias y caigo en la cuenta del porqué soy de letras, ¿verdad?. Cinco inaguantables minutos más y me levanto hacia la cocina para tomar un café. Nunca fueron fáciles las cosas de la convivencia, pero hay momentos en los que eres vulnerable… más bien, muy vulnerable y en esos, tienes todas las de perder y ni que decir tiene que ese era uno de esos momentos. ¡La cafetera más seca que el ojo la Inés…! De las muchas opciones posible –ninguna buena- tomo la de la resignación y dejo otra, la del asesinato, para más tarde.
Una vez hecho el café, tomado, relamido mis canas y arrojado pelillos a la mar, retomo el diario devenir. Cuando abro la puerta de casa para salir, me topo con la vecina que riega las macetas del rellano. Se sorprende, me mira a través de unas gafas de pasta del siglo XVIII y con un respingo impropio de su edad –que debe rondar la cuarentena- se mete en su casa en dos saltitos. Imagino el motivo de su sorpresa; está en bata; y no en una bata cualquiera, sino en una de esas de las de estar por casa, hasta la rodilla, con más años que el mear y un roto en la cadera del tamaño de una pizza mediana… ¡terrible! A través del mismo me enseña lo que se supone son unas enormes bragas de color azul cielo. Completa su atuendo con unos calcetines marrones que intentan realzar las pantuflas de felpa roja con agujero aireador de dedos gordos.

Quiera que no, con el portazo se ha llevado parte de mi mala “follá” del día. Quizás el infausto inicio no sea más que una amenaza más de eso que algunos llaman destino y que tanto tú como yo, llamamos “puta vida”. Espero no aburrirte con esta carta, pero si es así, te jodes, que para eso están los amigos.


Luis de Castro

3 comentarios:

  1. Querido y magnánimo amigo, si tienes migrañas te jodes, si la felina te rasga la yugular, pues te jodes, que el cabrón del jardinero le da por dar por culito ya de mañana pues... Amigo resignación por no tener a una macizorra por vecinita por lo tanto y visto lo visto esta vida es una jodienda y, en el fondo el que menos jode amigo eres tú y tu miserable vida.
    Por lo cual te recomiendo que seas tú el que jodas y no el jodido.
    Sin más se despide de ti tu querido amigo.

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    1. Serás pazguatillo: Ni esa migraña era una de las mías -las mías son señoriales-, ni la gata era Japu -si lo hubiera sido, a estas alturas, yo estaría fiambre-, ni el jardinero es el que me jode todas las mañanas -el mío es hembra, rubia y sopla con más estilo- y, por supuesto, la vecina no es de aquí -la de aquí es venezolano, ocupa, bizco y mafiosillo- y -lo más importante- el amigo no eres tú; entre otras cosas porque el del relato no me contesta, ni me insulta ni se bebe mi cerveza.
      Ni que decir tiene que no atinaste ni una -como de costumbre- por lo que te recomiendo que vuelvas a las viejas y ancestrales costumbres para fomentar la amistad: callar y dar tabaco.
      Un abrazo.
      El Lui.

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  2. Eso echa más basura a nuestra idílica situación so ladrón.
    Tu latin lovers

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