viernes, 17 de octubre de 2014

Algo huele a mierda bajo la Estrella Polar

Leo hoy con estupor dos reseñas  en un diario de tirada nacional: Una sobre la cristiana Asia Bibi, paquistaní, que tras cinco aplazamientos de la vista, comprueba como el tribunal de apelación de Lahore, confirmó ayer la pena de muerte acusada de blasfemia; su delito: Renunciar a la religión musulmana para desposar con un cristiano. Y la otra sobre Antonio Troitiño, palentino de 57 años; terrorista miembro de ETA, autor de 22 asesinatos, por los que fue condenado a más de 2.700 años de prisión y que obtuvo la libertad al considerarse cumplida la pena tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos después de pasar 24 cómodos años en la cárcel, y para el cual, la justicia británica ha denegado la extradición por considerar, al contrario que el Estado español, que no ha vuelto a ETA.
La humanidad se está rompiendo a jirones. Si tantos miles de  prebostes, sabios, santones, catedráticos, líderes, salvapatrias, craks, etcétera, a los que pagamos tan generosamente, no se dan cuenta hacia donde vamos, no merece la pena pagarles más. Volvamos a la ley del más fuerte, a las cavernas, a cagar por las esquinas, a devorarnos los unos a los otros… volvamos al lugar de donde venimos; al puñetero polvo.
Partiendo de la nada hemos conseguido alcanzar las más altas cotas de podredumbre.


Luis F. de Castro

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