martes, 21 de octubre de 2014

Cuatro eran cuatro y eran los únicos buenos.

Éranse una vez cuatro tipos extrañados; éranse cuatro flores en el pantanal que entre cieno y podredumbre no perdieron su color. Vivieron callados su limpieza entre la hedionda canallesca y sin voces ni relumbrón, airosos pasaron la peor de las pruebas, la  del algodón. No mal vendría reconocerles las maneras; sus nombres en alguna calle, sus caras en algún blasón o una beca para sus niños, para que sigan ese raro patrón.
En este mundo de alimañas, donde no es normal hacer lo que se debe sino todo lo contrario, encontrar tipos como estos no deja de ser un motivo para ilusionarse… Hay remedio, hay formas que no son “coger la calle de en medio” y que me llevan a pensar… -No sé porqué- que si alabamos ruidosamente a estos y escupimos calladamente a los otros, quizás hagamos un buen futuro.
Pues eso: A *Esteban Tejera, Félix Manuel Sánchez, Iñigo María Aldaz y Francisco Servando, mi más sincero agradecimiento por hacer eso que no debía ser motivo de loa, pero que -visto lo visto- lo es.

* Los únicos consejeros de Cajamadrid que teniendo a su disposición la pitanza, prefirieron seguir a dieta.


             
                Luis F. de Castro.  

2 comentarios:

  1. Pensemos que son lo primero (íntegros), porque así serán dignos de ser emulados, por que si son lo segundo ("mu tontos"), los que vengan detrás, harán lo mismo que los trincones..

    ResponderEliminar