Estimados colocotrocos. Aquí os hago partícipes de las andanzas y aventurillas de mi excelso amigo AGFO.
Vive y trabaja en Ganímedes que, como deberíais saber, está muy lejos, y el pobre tiene unos problemas "que pa qué contar". Cierto es que problemas tenemos todos, pero este, vuestro Rey, os puede asegurar que los suyos son especiales.
Como mi mayor pretensión es haceros pensar pensando -que ya va siendo hora- os iré mostrando sus misivas para que meditéis al respecto y, si es posible, os divirtáis.
Ganímedes, 23 de mayo de 2.808
Sobre su asiento en suspensión, AGFO observa
atentamente su menvisor. Lo ha adquirido
recientemente y no consigue ajustarlo con la finura suficiente como para hacer
desaparecer esas ligeras interferencias que, con seguridad y en contra de la
opinión del plasmón que se lo vendió, se
generan en la zona de la nuca. La visión mental es tan perfecta como
siempre en los Sonymen -que buenos son estos japaneses-, pero cuando menos
lo espera, la puñetera vibración le desconcentra, pierde el hilo y, lo que ha
pagado por el cacharro se le hace una inmensidad. Desde el último ajuste de
edad, algo no cuadra a la perfección en
su menspacio, y aunque le juraron que todos los aparatos se adaptan a esos
ligeros desórdenes, no ha resultado verdad y se ha terminado reflejando en el gobierno de todos los utensilios de
manejo mental. Lo que le pasa al menvisor no es nada comparado con los problemas
que tiene con el domo, o la espaciera. Lo cierto es que unos por otros,
ninguna solución tiene.
Varias veces tubo que ejercer su derecho de
restitución antes de aceptar el rejuvenecimiento. Según piensa, esta gentuza de
la Edad Social no entiende que algunos ciudadanos prefieran seguir pensando
neuronalmente que no a base de unos memoquantos
que no comprenden; la verdad es que como de aquí a un par de días no se
autoregule convenientemente, nuestro hombre está decidido a meterle el
aparatejo por el culo al tonto que se lo vendió y a rescindir el contrato con
los de la Edad Social, y que cada palo aguante su vela.
Cansado de intentar hacerlo funcionar, y con
la resignación marcada en su lampiño rostro, se levanta con la intención de
desahogar su frustración pasando por el vaporizador sanitario. Si ocurre lo que
normalmente, cuando salga de él, se le habrá pasado el mal humor y verá las
cosas desde otro punto de vista.
¡Qué
razón tienen los que piensan que con la edad se endurece el carácter! Para nada
valen las zarandajas de rejuvenecimiento, ni las de clonificación. Algo queda
en uno que no se elimina. Por mucho que renueven hasta la última célula de tu
cuerpo, cierta parte de la memoria flota sobre ellas y mil años tengas que tus
defectos se clavan quieras o no. Mientras el vapor de grafeno refresca su
cuerpo, su mente sigue dándole vueltas al asunto del menvisor. Se está
perdiendo la final de la copa Titan por culpa de “no sabe quién”. Tres ciclos
hace que cambió turno en la mina para sentir el partido y ahora… El único partido que le interesa de verdad y…
¡Me cagoen!
Si bien el vapor relaja su fisonomía, nada de
eso consigue con su humor y cesándolo con un pensamiento furioso, decide ir al
banco a que le devuelvan los doblos que pagó por esa castaña de menvisor…
-¡De mí no se ríe un mindundi por muy de
plasma que sea! Ya sabía yo que desde que sustituyeron a los ciudadanos por
plasmones, el trato iba a decaer. ¡Cuánta razón tenía!
En la calle hace frío, pero dentro de la
espaciera la temperatura es agradable - siempre y cuando no le falle, claro-.
Luce un sol esplendido, hasta el punto de que hoy sólo está conectado el
cincuenta por ciento de resplandor urbano, aunque para dentro de unas horas,
tiene entendido que Júpiter nos lo tapará y tendremos, otra vez, casi medio
ciclo de oscuridad absoluta. A AGFO eso
no le preocupa; Júpiter lleva haciéndolo toda la vida, lo que ahora ocupa su
mente es el previsible enfrentamiento con el plasmón del estonomato.
(continuara...)
Aldade
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