http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/af/Els_segadors.jpg
Es
encomiable la lucha de muchos pueblos en pos de justicia, democracia y
libertad; cómo se baten por encumbrar ideas que, visto lo visto, son ya más
tópicas que reales; ideas que la rotundidad de los hechos, han ido demostrando
como –en el mejor de los casos- quimeras y en el peor, falacias. Es
sorprendente cómo derriban una barrera tras otra para comprobar que, ante
ellos, se ha creado otra nueva que, disfrazada de soñada meta, les distrae –una
vez más-, de la verdadera y única meta: la felicidad. ¿Cómo es posible que millones
de ciudadanos -la mayoría honrados y laboriosos- se unan a tesis dictatoriales
en contra de otros -tan honrados y laborioso como los primeros- enarbolando
armas y banderas de manera violenta y radical?, ¿cómo es que la humanidad no
aprende de sus errores?; ¿cómo que se dispongan a la sombra de líderes
disolutos y embaucadores?
No
tengo respuestas, solo preguntas y –si acaso-, alguna que otra especulación,
pero algo dentro de mi conciencia dice que no vamos por el buen camino.
Luis
F. de Castro
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