Ganímedes,
1 de junio de 2.808
Sinceramente,
AGFO no cree que nadie se tragara que había ido a por tabaco; poco
le importa en tanto no puedan demostrar lo de su cobarde estampida.
Los polizotes incidieron en que la última lectura del menvisor le
colocaba en el enjambre P-2, pero nuestro individuo lo refutó con la
consabida y cumplidamente reclamada malfunción del aparatejo; de
hecho, esa misma mañana, lo que no había conseguido en días,
cumpliose en minutos y ahora, bajo la piel de su parietal izquierdo
se enseñorea uno japanés de últimísima gama... y gratis.
AGFO,
descansa del trabajo.
Acaba
de llegar y entre que continúa subiendo mineral con el inaguantable
de ANTO y la noche que le ha dado GODA, está hecho escorias.
La
binaria canturrea mientras trajina de un lado a otro de la casa
ocupada en DIOR sabe qué. Se ha puesto otra gorepiel y -cosa
realmente difícil-, le sienta peor aun. Tanto hueso es complicado de
disimular y a pesar de que encarga sus atuendos en “sitios
especiales” -según dice ella-, a AGFO le parece que “aunque la
mona se vista de seda, mona se queda”. Hoy camina como un pato; se
ha hecho poner uñas nuevas y cree que haciéndolo con las palmas de
las manos hacia abajo, va a conseguir que le duren más. Asegura que
es para darle placer y que espera anhelante la noche para
demostrárselo. Lo cierto es que, tras su segunda dormidera completa
con el monstruo huesudo, AGFO ha encontrado la manera de sufrir menos
con el amor que le ofrece: limita los pormenores a escasos segundo
antes de que aproximen sus menvisores y lleguen el orgasmo. Un par de
roces y ya está. Lo del pedo de la primera noche no le ha valido en
absoluto; más bien, parecía ponerse cachonda con ellos, como pudo
comprobar cuando ya no le quedaba más gas dentro, así es que, poco
le quedó por hacer en ese sentido para resistirse. Con todo, lo que
más le disgusta, es cuando dice eso de “¡Toma zurriagazo!”
justo antes de darle al orgasmatrón, mudar los ojos al blanco y
comenzar a temblar como una posesa... ¡Por DIOR! Si hasta se le
desprende el pelucón. Ahora comprende el por qué de sus diarias
visitas al pelucódromo y el presupuesto que debe destinar a ello y,
sólo pensar que parte –sino todo- saldrá de su bolsillo, le saca
de quicio. El caso es que otros tres no aguanta esta noche por mucho
que emplee el novísimo sistema defensivo de “pormenores cero”.
En
el trabajo, sus relaciones con ANTO -el compañero que a modo de
castigo le adjudicó el jefecillo- no han mejorado del todo. Es el
segundo día teniéndolo como ayudante y el animal sólo ha detenido
su perenne canturreo para criticar a alguien: que si al jefecillo,
que si al M. G. (Mandamás General), que si a su madre tutora. Según
AGFO, a pesar de conocerlo tan poco, ya puede aventurar que este
chico tiene la vida más pobre e insulsa de todo el satélite. Es
hincha del Titán F. C. y toda su cotidianidad gira alrededor del
fútbol y las mujeres; es más, según cuenta, eligió ese equipo por
que sus seguidoras femeninas tienen como uniforme una gorepiel que
les marca mucho el “parrús” -entiéndase el potorrillo o
conejete- y que eso le confiere un plus de emoción a los partidos.
AGFO, que ya no tiene edad para caer en esos detalles tan soeces,
cree que desde que se prohibió la penetración, está de más pensar
en esas cosas... ¡vamos, que para qué! El caso es que para procrear
¡nada! para eso están la fecundación diferida y las madres
profesionales, y para el placer tienen el orgasmatrón, que hace lo
mismo sin que tengas que limpiar nada.
-¿Sr.
AGFO? -Es el menvisor el que le requiere conversación-
-Sí,
el mismo.
-Le
llamamos de la comisaría de polizotes de Kara Van Chel y tenemos
interés en que se pase por nuestras instalaciones para hacerle unas
preguntas. -El funcionario tiene el mismo tono de voz que el que
tendría un enterrador somnoliento rezando su décimo “Padrenuestro”
-Con
permiso, ¿puedo preguntar para qué? - La curiosidad de AGFO, además
de lógica, es evidente.
-Es
un asunto oficioso y absolutamente confidencial... y hasta ahí puedo
decirle. ¿Le parece a las doce del mediodía?
-Bien,
bien, pero debo solicitar permiso a la empresa para ello, ¿no cree?.
-Dígales
quien le cita y no habrá problema. -El polizote ha resuelto la
comunicación colgando bruscamente y deja a AGFO como un
sorprendido pasmarote.
(Continuará...)
Aldade.
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