Ganímedes,
28 de mayo de 2.808 (por la noche)
Cinco
minutos después, se presentan los polizotes. CLON comenta algo con
ellos que AGFO no puede escuchar, pero que, a todas luces debe ser
jocoso, porque los dos tipos ríen a mandíbula batiente; incluso
uno de ellos, el más alto, se permite dar una patadita a la campana
provocando que esta bambolee de un lado a otro haciendo parecer a
nuestro hombre un tentetieso. Allí, sentado en cuclillas con el
enfado bullendo en su interior, pasan por su cabezas mil formas de
filetear a los tres hijos de puta. Le miran como si fuera un bicho
raro del unizoo y mientras tanto, hablan, hablan y ríen. Cuando
parece que han tomado una decisión, los uniformados acoplan la
campana a su espaciera y emprenden camino a lo desconocido. Dejan
atrás al jefecillo que le despide agitando su regordeta mano
mientras esgrime una sonrisa en el gesto que no presagia nada bueno.
AGFO se debate en dudas sobre su destino hasta que segundos después,
aparece su enjambre a la vista. ¡DIOR! ¡No, eso no! Un terror
incontenible sacude sus orondas tripas cuando descubre que le llevan
a casa, le llevan a la cueva de su demonio particular. La moral y las
fuerzas de AGFO ya no pueden más. Esta cansado de resistir y sus
grasientos miembros se relajan dejándose caer sobre el fondo de la
campana dispuesto a recibir lo que el destino quiera darle.
GODA
está allí, con esos huesos que la gorepiel nunca podrá ocultar, su
pelucón rosa y una terrorífica mueca que algunos -los que no la
conozcan- podrían definir como una sonrisa. Los polizotes le dicen
algo antes de desactivar la campana. Al hacerlo, AGFO, sacando de su
interior el poco orgullo que le queda, se pone en pié trabajosamente
y se sacude la gorepiel intentando que su aspecto sea lo menos
humillante posible... Ahora, el sonido llega a sus oidos.
-¡Cariño!
¡Por fín en casa! ¡Cuanto te he echado de menos! Dale las gracias
a estos señores que han tenido la deferencia de traerte aquí en vez
de hacerlo a Mantenimiento Radical.-A la vez que dice esto, soba y
resoba descaradamente a uno de los polizotes que por su cara cree
-inocentemente, por supuesto- que le está pasando algo bueno.
-¡Claro
está! -interrumpe el otro polizote- Debe usted agradecer a su
binaria que se haga cargo de la situación. -Mientras esto dice, con
la fusta-laser se da golpecitos en el muslo- Su mala actitud
continuada nos pone en el brete de tomar medidas drásticas, pero su
binaria, de generosidad poco común, accede a responsabilizarse de
sus actos durante el ciclo de confinamiento domiciliario. -¿Comoooo?
-AGFFO, a tenor del gesto de asombro, recibe la noticia del castigo
como si le hubieran extraído un testículo a bocados.
-¿Un ciclo aquí...? ¡con esta!
-¿Un ciclo aquí...? ¡con esta!
-...Y
de gracias. -responde el polizote- ¡Ah! Y si su amable binaria nos
da alguna queja; del Mantenimiento Radical no le salva ni DIOR.
-¡Que
amables son estos señores, ¿verdad, cariño? -GODA le está dando
tal magreo al polizote que este, ciertamente sobrepasado, está
empezando a mostrar interés por escapar de allí. AGFO, con la
dramática noticia, ha perdido cualquier asomo de ese orgullo que
intentó mostrar y se arrodilla ante el polizote agarrándose a sus muslos y suplicando...
-¡No,
no me hagan esto! ¡Deportenme a Europa!, o mejor, a los hornos de
cal de Calixto, pero... ¡por favor, no me dejen con esta! -La escena
es tan denigrante que los polizotes se miran entre ellos y sin
decirse una palabra,llegan a la conclusión de que no cobran para
soportar esto y con cuatro interjecciones y tres sacudidas
desaparecen en su espaciera oficial. AGFFO se derrumba sobre el suelo
gimiendo desconsolado. Instantes después, iza el rostro y comprueba
que GOODA, con los brazos en jarras le observa con tal expresión de
triunfo que nuestro héroe no tiene por más que mearse de miedo.
-¡Pobre!
Lo mal que lo está pasando... -GODA, suavemente, le ayuda a
levantarse- Ahora mismo vas a comer algo y después vamos a
descansar, que el día ha sido muy agitado, ¿no?. AGFO se deja
llevar hasta el susiento y desparrama resignadamente sus grasas
encima. La calva le brilla como cien soles y su mirada se pierde en
la lejanía. Instantes después, la mujer aparece con dos capsulas...
-Toma, amor: una es de arroz con pollo y la otra de langostinos con
ginseng... Que me han dicho que va muy bien para los enamorados...
¡Eh, pillín! -Si alguna vez AGFO se había sentido desgraciado,
fue después de oír esto. Con una desgana tan evidente que a
cualquiera provocaría el vómito, nuestro hombre se introduce las
capsulas en la boca como si fueran de cianuro. Acto seguido y sin que
la digestión sea causa atenuante, GODA le coge del brazo y lo
acompaña a la dormidera; una vez en ella, despliega las dos sumacas
y ayuda a AGFO a recostarse en una de ellas.
-Ahora,
cariño, espérame que voy a ponerme cómoda. No te impacientes,
¿vale?... -Le mira entornando los ojos y pasándose la palma de la
manos por las huesudas caderas como si de la danza más
excitante de Universo se tratara, pero para AGFO, una araña peluda
sería infinitamente más sexy que ella. Acto seguido desaparece de
la dormidera en dirección al sanidario.
Nuestro
hombre, a los escasos segundos de verse sólo, recapacita: Han dejado
su vida a merced de GODA y trasgredir el confinamiento domiciliario
es ya un delito planetario; sería una locura convertirse en un
proscrito... Si sólo es cuestión de sexo. ¡Total! dejarse hacer y
ya está... Como picado por una boacobra, AGFO salta de la sumaca,
extrae su espaciera del bolsillo, la extiende y se escapa raudo y
riendo a carcajadas.
-¡A
la mierda! ¡A la mierda! ¡A la mierda todos! -La espaciera se aleja
del enjambre hundiéndose en la noche ganimediana mientras da tumbos
y hace tirabuzones.
¿Donde irá?: DIOR sabrá donde.
¿Donde irá?: DIOR sabrá donde.
(Continuará...)
Aldade.
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