sábado, 17 de agosto de 2013

Crónicas ganimedianas -014- Para poca salud, ninguna.

Ganímedes, 9 de junio de 2.808


    AGFO no cabe en sí de gozo. La nueva situación –entiéndase, compartir la binaria con FIGA, la inspectora de policía-, no puede ser más beneficiosa. La única cuita que le aborda es que el ayuntamiento sea ocasional y no le desahogue lo suficiente como para escapar de ese monstruo ávido de sexo. Ya, la noche siguiente a que las descubriera calentando empañadillas (Versión arcaica y gastronómica de hacer un bollo), GODA casi no le requirió; sólo en una ocasión y a AGFO puede decirse que le supo a menosprecio; aunque pensándolo con ecuanimidad, no tiene por más que reconocer que si él fuera GODA, también le cambiaría por esa jaca jerezana.



    Hasta se lo notan en el trabajo. ANTO, su joven y extrovertido compañero de transportera, se lo ha hecho notar. –¡A ti te pasa algo! Veinte minutos sin mandarme a la mierda… eso no se lo cree ni el que adora a Dior… y esa estúpida sonrisa… ¡Que a mí no me engañas, chaval! –Evidentemente, la presión a la que estuvo sometido hasta hace poco le pasó factura y en nuestro hombre sucedió lo mismo que a aquel que le liberan de golpe en Calixto; que corre que se las pela.
     A la salida del trabajo se fue a tomar una cereveza con ANTO y dejándose llevar por él, recalaron en un bareto en las alturas. AGFO conoce la fama de estos locales y, si bien en otra tesitura le hubiera puesto de vuelta y media, en esta, entró sin rechistar. Son sitios fuera de cualquier enjambre y se sitúan por encima y equidistantes para evitar controles e impuestos: ¡Vamos!, como los políticos de todas las épocas; y en ellos, principalmente se bebe alcohol, se establecen relaciones fuera del control de la Agencia y otras muchas gorrinadas.
     Ya en su interior, sincronizan los menvisores y el mismo chunda chunda obliga a toda la concurrencia a menearse al unísono. Piden dos jarrotes que les son servidos por un plasmón azul, desnudito y enormemente musculado, cuyo pene tiene laseado “Recopla” en grandes letras amarillas y con una sonrisa tan artificial como falsa. El primer jarrote cae sin que la cereveza toque las paredes del gaznate, por lo que la segunda no tarda en aparecer y entre los comentarios sobre la gente, la música y el bebercio, AGFO ya no puede dominar su estúpida sonrisa. ANTO le obliga a recalar en dos mujeres que, por sus gestos, risitas y miradas, es evidente que hablan de ellos y nuestro hombre, henchido por un valor irrefrenable se lanza a una conquista de las de antes: Infla el pecho, esconde –en la medida de lo posible, claro- la barriga, se enjuga el sudor de la frente y ¡a por ellas!
     -¡Viva el Atlético Titán! –De pie, firme como un palo, con el jarrote en una mano y con el puño cerrado y en alto la otra, AGFO se pone a cantar el himno del Atlético Titán, su equipo de toda la vida. Las chicas, divertidas se echan a un lado dejando al descubierto a un tipo grande, malencarado y que ¡maldición! lleva la gorepiel con los colores del Real Ceres F.C. El único que sintió fue el primer guantazo, los demás de una larga ristra, se diluyeron en los vapores de la cereveza.
                                                                              
                                                                              ……

     Cuando las primeras luces atraviesan su único párpado en disposición de abrirse –el otro no ofrece garantías-, AGFO percibe el angelical rostro de la inspectora…
     -Yo pensé que su manera de colaborar sería otra… ¡Vaya pedazo de inconsciente! –Que las primeras palabras que salieran de aquellos labios fueran de reproche, era algo que AGFO no podía aguantar…
                                                                                                                                        
                                                                                                                                (Continuará...)


                                                                                                                                   Aldade.

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